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sábado, 23 de octubre de 2010

Comentario de Curro Gotor




El 18 de octubre de 2010.
Me han parecido excelentes tus estudios sobre Picasso y el Guernica. Recuerdo que hace años ya me comentaste su parecido con el sepulcro de Tarragona, que narra la muerte de Hipólito. Yo también creo que es la principal fuente de inspiración de la obra.
Antes de nada te tengo que decir que estoy totalmente de acuerdo con Picasso: toda explicación, más o menos intelectualizada, de la simbología de una obra, expresa más bien lo que el comentarista lleva dentro. La mayor parte de interpretaciones son apriorísticas. Hay que ser muy cuidadoso para no contaminar con nuestra experiencia lo que vemos.
Uno de los primeros puntos a comentar es la importancia del mito en la historia de la humanidad. Con el pensamiento de tipo mágico expresamos nuestros anhelos y terrores más infantiles; sin embargo, con el pensamiento mítico se expresa los conflictos colectivos más primitivos del hombre, a través del cual se articula la cultura. Según los psicoanalistas, el mito sería, al fin y al cabo, la emergencia de los conflictos inconscientes en la cultura. Véase la obra de Freud y la teoría de los arquetipos de Jung.
El mito, se puede entender así, que entronque con conflictos inconscientes no resueltos. Esto puede explicar por qué Picasso se obsesionó con la figura del minotauro y por qué mezcló el mito del minotauro con la Antígona de Edipo en Colonna. Una característica del inconsciente es la capacidad de condensación de éste, así como su atemporalidad y anacronía.
Otro dato de la resonancia que este mito tuvo para Picasso viene dado por su resistencia a desvelar los secretos del Guernica. Pudiese ocurrir que este secreto formase parte de su intimidad.
¿Qué intimidad es la que guarda celosamente Picasso? No lo sabemos; sólo podemos elucubrar. Pero, ¿por qué no especular un poco?
Me llama la atención la imagen tan sexualizada que Picasso da al Minotauro, reflejo, quizá, de lo erótico de la tauromaquia para el pintor (tú cuentas como se ligo a la Dora Mar con lo de la sangre en la arena y esas cosas) Dora también habla de los matices de agresividad que la sexualidad de Picasso tenía. Picasso tenía una sexualidad un poco perversa. Entendemos la perversión de un modo clínico, como la repetida instrumentalización de los otros y como la renegación de los propios límites. Sus amantes son un reflejo de esta instrumentalización y la diferencia de edad es una negación del envejecimiento y sus limitaciones.
La imagen del toro expresa una ambivalencia entre la brutalidad y la nobleza, entre lo virilidad y la inocencia (“los toros son ángeles con cuernos”) Esta ambivalencia se observa ante sus amantes. Buscaba algo en ellas, no sabemos qué, pero si lo encontraba o no, cosa que tampoco sabemos, no servía para que sedimentase su relación con ellas.
A mí me sugiere la imagen del toro una imagen paterna (“el hermoso toro que me engendra la frente corona de jazmines”) y la ambivalencia frente a este mito implica una ambivalencia ante la imagen paterna.
Lo ojos del toro del Guernica son los aspectos más humanizados del mismo: los ojos claros de Dora (nueva condensación) Dulcifica esta imagen con ellos. 
Como elucubración final y siempre como contaminación de mi experiencia clínica, podríamos fantasear que lo que finalmente pudo obsesionar a Picasso con el mito del Minotauro-Padre, agresivo a la par que noble, es un conflicto interno derivado de la escena primaria. Este es el nombre que dan los psicoanalistas a la contemplación en la infancia del coito de los padres. Esta puede ser la resonancia que el mito del rapto y violación de Europa tuvo para Picasso.
Este puede ser el origen de la carga libidinal tan intensa que tiene el Guernica para Picasso. Todo ello sólo conjeturas…
(1). Francisco Gotor Sanchez-Luengo.- Psiquiatra

1 comentario:

valle dijo...

Curro, (o debería decir Don Francisco): Estas hecho un monstruo!!!!

Besos

Valle, Mau, Paula y Juan